Hoy en día está muy en auge, como hemos escrito en alguna otra ocasión, la naturalidad. La publicidad nos bombardea con slogan y modelos reales para que, sobre todo, las mujeres aprendan a gustarse tal y como son.
Algo que está muy bien para empezar a querernos un poco más y quitarnos algún complejo tonto. Pero quien quiera cambiar esa realidad natural impuesta porque ello le supone un gran complejo, una barrera con el mundo o un trauma ¿Por qué no hacerlo?
Los cánones cambian, la belleza permanece
Es cierto que, de unos años a esta parte, el prototipo de “mujer ideal” estaba pasando por sus peores momentos. Chicas extremadamente delgadas o cuerpos simplemente imposibles nos revelaban una sociedad cada más impersonal y una belleza poco femenina por muy exuberantes que fueran los cuerpos.
Las modas cambian y eso se refleja también en los cuerpos. Hay que saber dónde está el equilibrio y la belleza natural de nuestro cuerpo y potenciarlo sin alterar la esencia.
Ni tanto ni tan calvo
Dicen que en la variedad está en gusto y esta frase bien se puede aplicar al mundo de la estética también. Es un error ir a una consulta de un cirujano plástico con una fotografía de una revista como si de un corte de pelo se tratara. Nunca intentes parecerte a nadie porque eso te empobrece como persona.
Además, los resultados nunca serán lo satisfactorios que esperabas puesto que nunca serás “esa otra persona”. Ser diferentes nos hace únicos e irrepetibles y tenemos que aprender a sacar partido a nuestras virtudes y a saber “disimular” nuestros defectos.
¿Debemos aceptarnos como somos?
Sí y no. Es muy sencillo, si no eres feliz con lo que ves delante del espejo y tienes los medios para remediarlo, sabiendo que eso te aportará seguridad y confianza en ti mismo, adelante.
Debemos gustarnos como somos, querernos a nosotros mismos con nuestros pequeños defectos, pero si hay algo que nos supera, que impide proyectarnos como personas, ya sea en lo laboral o en lo personal, creo que hay que intentar ponerle solución.
Hoy en día hay muy buenos profesionales en esta especialidad que nos garantizan resultados y seguridad en las intervenciones. Meterse en un quirófano no implica un riesgo vital.
Ni el dinero, ni la belleza dan la felicidad
Demostrado, ni los ricos ni los más guapos son más felices que el resto de los mortales. La felicidad se mide en otras cosas, casi siempre más pequeñas y menos generales. Y sobre todo la felicidad se esconde dentro de nosotros y se proyecta hacia el exterior.
Un retoque estético te puede ayudar a sentirte mejor y más seguro, pero poco puede hacer si el problema se encuentra en tu mente y no en tu cuerpo.
Las diez intervenciones más populares
No es que cada vez estemos más obsesionados con la estética y con vernos más guapos, lo que pasa es que tanto los tratamientos como las cirugías estéticas están cada vez más al alcance de todo el mundo.
No es un gran lujo que sólo pueden permitirse determinadas personas con un nivel económico alto. ¿Quién no conoce a alguien que se haya operado los pechos? Cierto es que quien algo quiere, algo le cuesta y pasar por quirófano para decir adiós a un complejo o simplemente para vernos mejor no es gratis pero ya no es un riesgo ni para la salud ni para el bolsillo.
Hoy en día y según la Sociedad Española de Cirugía Plástica, Estética y Reparadora, las diez operaciones más demandadas por los españoles son:
- Aumento de pecho
- Liposucción
- Blefaroplastias ( Cirugía de los párpados)
- Rinoplastia
- Abdominoplastia
- Reducción de mamas
- Mastopexia ( elevación de mamas)
- Otoplastoa (orejas de soplillo)
- Lifting facial
- Aumento de glúteos
Todas estas intervenciones las realiza la Dra. Conchita Pinilla desde hace más de 20 años en Zaragoza. Ponte en las mejores manos.
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